domingo, 23 de mayo de 2021

De esos Viajes que Siempre he Querido hacer en Moto y no he Podido...

 Del Jepirá hacia la eternidad en tiempos de Juyapu. Wayúu: gente de arena, sol y viento…


Cada pueblo del mundo, con una cultura originaria, tiene sus creencias, costumbres, ceremonias, cultos y rituales. Cuando se realizan, la gente se siente  satisfecha,  feliz con el deber cumplido, con la tradición y con la sabiduría de las generaciones. La cultura wayúu es el ejemplo inmediat

Por el mes de Septiembre cuando hay energías positivas y existen todas las condiciones para reunirse las familias, se observa en muchas partes de la península fronteriza el velorio de los restos, segundo lloro o la sacada de los huesos. Motivados por toda esta información y en nombre del Movimiento Fotográfico de Venezuela (Proyecto Ciudad Compartida) y el Movimiento Venezuela Subjetiva, emprendimos, con muchas expectativas, un viaje que siempre he querido hacer en moto y no se han dado las condiciones , pero que en esta oportunidad podría hacerlo en transporte público desde aragua y hasta  la frontera occidental para hacer un  registro fotográfico de esta interesante cultura ancestral, además de  palpar, en el trabajo de campo, lo leído a través de la literatura. Así es, como partimos a la tierra zuliana, con boleto directo hasta su ciudad capital: Maracaibo, punto de encuentro con muchos amigos de la infancia para el abastecimiento y coordinación del viaje a la Gran Guajira. Desde ese momento, todo cambiaría para mejor… el trabajo fotográfico se convertiría en un aventurado paseo lleno de muchas expectativas pero también de  temores por todos los relatos sobre leyendas que escuchamos desde  nuestra llegada a la tierra del sol amada,  lo que nos daba uno de los ingredientes más buscados por los amantes de las exploraciones y deportes extremos: Adrenalina.

 

Ansiosos  de entender tantos misterios y de cumplir satisfactoriamente con la tarea, contrastándola con tantas hipótesis, decidimos elaborar  en base a todas las recomendaciones, nuestra propia  agenda  e itinerario; la cual, por cierto, no estaba exenta de riesgos. Muchos maracuchos nos decían “ Vais Pa' la guajira, vos estáis loco, la gente no va pa' allá   ni a cobrar  una herencia y los que van  es por un negocio grande, muy grande, es decir por muchos cobres!”, pues en el recorrido entenderíamos cómo se esta manejando el principal negocio que mueve la economía en esas tierras muy áridas , lo que  trae un especial modo de vida que rige a un importante número de lugareños y foráneos.

 

En vista del buen proceso de documentación antropológico que avizorábamos  manejamos una línea de investigación pero dejamos que todo fluyera.  Pagamos “4 bolos” hasta la Monumental Plaza de Toros de Maracaibo, donde tomamos por tan solo 15 bolívares la ruta hacia El Moján, sitio equidistante de la zona a visitar. En la parada nos encontramos con María Semprún una señora de la etnia que nos veía como lo que somos para ellos unos “arijunas”, pero no pasarían ni 5 minutos para que la incomodidad se convirtiera en una agradable compañía  que ofreciera detalles de la ruta a la que estábamos apenas iniciando. ¡Llegó el bus!! exclamó María deseándonos suerte en la visita. Fue un trayecto muy bonito acompañado inesperadamente  de baladas de música cristiana, el “bus”  repleto de wayúus y de muy pocos mestizos; nosotros ahí adentro como una sola gota de leche vertida en un café tinto, ya estábamos metidos en la candela como no los habían dicho, tratando de pasar desapercibidos en un lugar en el cual sólo nosotros éramos  distintos (Ari junas) tanto en la fisonomía como en la cultura, en la ideología y un montón de cosas más que iríamos descubriendo.

 


En el autobús se montaban y bajaban vendedores dejándote en las manos un sinfín de artículos a la venta informal, lo que con angustia nos recordaba las recomendaciones de “no hacerle ni un desprecio a ningún guajiro”, al tanto que un jovencito  (Tachón) achinado pero de cara alargada y manchada llamado José Ángel, nos entregaba una nota que decía “no me mires con ojos de indiferencia, yo soy un humilde niño que quiere ayudar a sus otros hermanos, ayúdame a cumplir mi deseo”.

 


Llegamos airosamente a la población El Moján Municipio Mara, ahí era el sitio de encuentro con nuestro guía y colega Jaider Carruyo en la plaza Bolívar, desde la cual se erigía la imponente iglesia  San Rafael Arcángel, vicaria de la Guajira. Luego de nuestra visita intermitente al muelle de El Moján donde se aprecia Isla de Toas y unos de los más rojizos atardeceres que jamás hayamos visto en nuestras vidas, Jaider nos recibe, cual maracucho,  con un fuerte abrazo de un hermano que tiene tiempo sin vernos.  Sin mayor protocolo, nos invita a abordar el carrito por puesto que cubre la ruta Mojan-Paraguaipoa…ese traslado es de dos trasbordos a su vez, en un tiempo aproximado de una hora, en el cual se puede apreciar el puente y rio El Limón, los médanos de sal y el pintoresco mercado los Filuos principal punto comercial de la zona, entre muchas cosas más que pueden apreciarse a través de la fotografía.



 

Conforme adentramos a la guajira venezolana el castellano iba desapareciendo. Llegamos a Alitasía (flor del taparo) sorprendidos del brillo que radiaba la laguna de Corojó y el fuerte sol que dejaba bañado de contrastes  el paisaje, ¡veíamos fotos por doquier!, ¡estábamos en Alitasía! Pese a todos los malos presagios, nos encontrábamos  en la zona más  norte de la península y no fue sino por causalidad de la vida que nuestra visita coincidiera, sin previo conocimiento, con los preparativos para el desentierro de uno de los personajes que ha eternizado la cultura wayúu como lo es Torito Fernández, de quien se habla con mucho respeto sobre su linaje. Uno de los  familiares del Torito se nos acerca y nos habla en un tono suave pero muy preciso para preguntarnos de nuestras intenciones de estar ahí. Al cerciorarse de nuestra procedencia y motivos, este intermediario, nos convidó a vernos con Nemesio Montiel Fernández, un verdadero activista y antropólogo del linaje de Torito quien nos dio entrada a la preparación de uno de los festines más pintorescos y autóctonos  que hayamos visto y que se realizaba en honor al espíritu del prominente difunto (müliashii).




 

En los preparativos del desentierro pudimos observar la magnitud del evento que se esperaba y el empeño de los familiares en hacer de la actividad a la altura de sus creencias, manifestaciones ancestrales y al cariño que se tiene hacia ese ser amado.   Nos preparamos a reprogramar todo porque así no los distaba  la información que nos llegaba a través de cada persona que fotografiábamos y quienes nos invitaban a regresar al siguiente día, momento de la ceremonia principal con la exhumación del cuerpo, luego de su entierro de hace 15 años.

 


Vivimos la literatura y mucho más,  vivimos una ceremonia cargada de gran solemnidad. Con un palazo a uno de nuestros fotógrafos por parte de una de las mujeres más adultas que pastoreaba a las cabras evidenciamos que para todo hay que pedir permiso, hasta para fotografiar. Es una sociedad matriarcal, el familiar que sueña con el difunto es quien se encarga de su exhumación pero es la mujer de mayor edad quien tiene la última palabra.  El desentierro es el mandato de los muertos para emprender su viaje de Jepirá. Entendimos, entre otras cosas, que este acto  sirve para fortalecer la unidad familiar materna y la relación entre familias para una mejor integración social. Para los wayúu todos los problemas deben solucionarse en la vida y los muertos lo propician, a través de su velorio. Es hermoso y de un gran contenido humano ver a muchas personas participando en un desentierro y la convivencia especial durante tres días cuando también se aprovecha la oportunidad para el diálogo y resolución de problemas. Una viejita de Alitasía  nos decía, ¡ayy mijito ya me puedo morir feliz porque cumplí con lo que me pedía mi hijo en sueño, sacar sus restos,   llorarlos y enterrarlos de nuevo! El registro fotográfico por largo tiempo ante el altar, donde yacía un cofre con la osamenta y un retrato del homenajeado, nos permitió conocer que más que un llanto es un cantico que se le hace al difunto,  por cuanto todas las expresiones llevaban la misma melodía y tono.  La jornada vivida estuvo antecedida de una ceremonia del encierro de hombres y mujeres por tres días por parte de una Outsü  o Piache (persona con dotes y sabiduría) para despojarlos de malas influencias, limpiarlos y prepararlos para un año largo. Tres días en ayuna y aislados para la meditación y reflexión. Luego los golpes con el amuleto, el toque del tambor y la cena que solo pueden comer los extraños. Presenciamos además que a numerosos niños los conjuran mujeres con facultades para que inicien un año sin problemas de salud y hagan una vida normal.


 

 

Todo el mundo, a su manera, siente a sus parientes muertos,  difícil es estar de verdad preparados para la ausencia  de un familiar a pesar de la espiritualidad, creencias cristianas y de otras religiones. El mundo wayúu, en esto es igual, pero, cree  en la real posibilidad y esperanza de seguirse comunicando con sus seres desaparecidos, soñar con ellos y cumplir sus mandatos extraterrenos. Además, se realizan ceremonias para satisfacción de sus almas. Las Piache o Chamanes, saben mucho de esto, conocen la simbología de los sueños, nos revelan lo que tenemos que hacer y en el caso de los personajes místicos en referencia quienes hablan en trances con los espíritus protectores y muertos los cuales también, le pueden llegan a un familiar cercano en sueños  para decirle que ya quiere salir y entrar  a Jepirá, (la mansión de los espíritus), pasearse por el mundo sideral y de  repente volver a la tierra bajo diversas figuras. También se presentan al familiar, entre despierto y dormido para decirle que lo cambien de ropa o de chinchorro. Algunos misteriosos personajes asoman la idea de la rencarnación. Y, como dicen todas las concepciones sobre los seres humanos y la vida, ha existido siempre la idea de la  compleja figura de la rencarnación que sigue generando discusiones a través del tiempo, enigma válido para el pueblo guajiro.



 

A finales y comienzos de años, es normal la exhumación, igual en el mes de agosto, pero también  conocimos que la experiencia y sabiduría de los personajes de las familias, los llevan a tomar rápidas decisiones de desentierro cuando llegan pestes, enfermedades, calamidades, raras apariciones y cualquier otro posible aviso que es interpretado como el mandato espiritual. Esta ceremonia cumple para los vivos una buena oportunidad  para la integración de la familia y para homenajear a la persona que se ha ido, pero que se sigue queriendo mucho hoy y para siempre. Las generaciones no olvidan a sus raíces y la rama de su parentela. Vimos muchas cosas y dicen que nos faltó por ver…



 

Todo esto y más fue exhibido por unos 25 fotógrafos de Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto y Zulia en la exposición “Etnik…Hijos de la tierra”, bajo la Dirección de Judith Heredia, coordinación y colaboración de los Licenciados Carlota Delgado, Rodrimar Carapaica, Fran Araujo , museografía de Omar Pino , Camilo Macias en el Museo Antropologico de Maracay, Edo. Aragua.



 

 

Movimiento Fotográfico de Venezuela

 

El movimiento inicia sus actividades en 2003, con el propósito de consolidarse a través del “proyecto Ciudad Compartida”. Es una asociación de fotógrafos profesionales y amateur, sin fines de lucro, que busca enaltecer el acervo cultural de Venezuela al tiempo que ofrece preparación y actualización, a todos sus integrantes, en el hecho fotográfico y de investigación documental. Toda persona interesada en participar puede dirigirse a los siguientes sitios web de contacto:http://redciudadcompartida.ning.com proyecto.ciudadcompartida@gmail.com

Teléfonos: 0414-0350219/  0416-2437568/  0414-4626509

 

 

Algo de literatura…

 

Los wayúu o guajiros (del arahuaco guajiro, señor, hombre poderoso)[] son aborígenes de la península de la Guajira, sobre el mar Caribe, que habita territorios de Colombia y Venezuela, sin tener en cuenta las fronteras entre estos dos países sudamericanos.




Ubicación de la etnia.

Ocupan un territorio 15.300 km2 dentro del departamento colombiano de la Guajira, Colombia, y 12.000 km2 dentro del estado Zulia, Venezuela. El clima de sabana xerófila al sur y occidente (Baja Guajira) y de estepa árida o semiárida al norte y oriente (Alta Guajira), es cálido y seco, la lluviosidad de esta región es muy reducida y sólo hay lluvias en el juyapu, entre septiembre y diciembre. En la Alta Guajira está el denominado Macizo Guajiro[] conformado por las serranías Macuira, Jala'la, Chiare, Cojoro y Cocinas y el cerro Epitsú, que alcanzan hasta 900 m.s.n.m. Al sur de la baja Guajira corren, hacia el occidente el río Ranchería y el río Limón hacia el oriente.

El pueblo wayúu habita la árida península de la Guajira al norte de Colombia y noroeste de Venezuela, sobre el mar Caribe. Es una región con un clima cálido, seco e inhóspito, bañada por los ríos Ranchería (Colombia) y El Limón (Venezuela). Presenta unas estaciones climáticas marcadas por una primera temporada de lluvias, denominada Juyapu, que se desarrolla durante los meses de septiembre a diciembre, seguida de una época de sequía, conocida como Jemial, que va desde diciembre hasta abril. Posteriormente, viene la segunda temporada de lluvias, llamada Iwa, para terminar con una larga temporada de sequía que va desde mayo a septiembre.



Población

Los wayúu son el pueblo indígena más numeroso de Venezuela y de Colombia; representan cerca del 8% de la población del estado Zulia y cerca del 45% de la del departamento de La Guajira y sobrepasan las 118.854 personas. El 97% de la población habla su idioma tradicional que es el wayúunaiki, el 32% habla el castellano. Un 66% no ha recibido ningún tipo de educación formal. La población wayúu, según el censo de 1993, es de 144.003 personas de los cuales que representan el 20% de la población indígena de Colombia siendo el grupo más numeroso en Colombia. Según los datos estimativos de Venezuela, la población conjunta de los dos países alcanza a superar los 400.000 wayúu. [La organización social es caracterizada por clanes de los cuales existen 24.



Historia

El pueblo wayúu es uno de los pueblos arawak que, como una gran corriente migratoria, se desplazaron tanto por la Amazonía, como hacia las Antillas, a donde llegaron hacia el 150 a. C.

Hacían parte de sus costumbres ancestrales, la caza, pesca y recolección, así como la horticultura, donde ella era posible, al sur de la península o en otros lugares con un ambiente menos desértico que el actual. La vivienda era comunal, en forma de maloca.

Aunque el contacto con los conquistadores europeos data del siglo XVI, los wayúu no fueron conquistados sino hasta muy tardíamente, después de la independencia de Colombia y Venezuela. En esto influyó tanto la resistencia indígena, como las duras condiciones ambientales del desierto, que sirvió como refugio a los wayúu. Hacia el año 1800 se estimaba que la población de indígenas no sometidos (o salvajes) de La Guajira era de 10.000 entre motilones (ellos 1.800) chimilas, goagiros, archuacos, tupes y cocinas. En 1812 los estimaban en 40.000 almas, de ellos 1.500 lanzas con las que atacaban pueblos fronterizos  Ocupaban el territorio entre Maracaibo y Riohacha y eran conocidos genéricamente como los guajiros, de estos los más numerosos e importantes eran los wayúu. Durante el siglo XIX los gobiernos de ambas repúblicas empezaron a hacer planes para someterlos, en 1841 eran 18.000 gentes de los que 3.000 serían guerreros, conocidos por su ferocidad. Los guajiros eran entre 90.000 y 150.000 a mediados del siglo, en 1858 eran 35.000 a 40.000 wayúu.[ ]Las primeras campañas del gobierno venezolano comenzaron en 1830, continuando con la construcción de varios fuertes y líneas de trincheras que hicieron avanzar la frontera cada vez más al norte, hacia 1893 habían quedado sometidos y reducidos. []Lo mismo hizo el gobierno de Colombia, terminando por repartirse el territorio.[]

La intervención europea supuso, sin embargo, la pérdida de tierras agrícolas y áreas de caza, que los wayúu compensaron con el pastoreo de especies introducidas, especialmente las cabras y, en menor medida, bovinos. Conflictos frecuentes ocurrieron por la política de los europeos de controlar la pesca de perlas. Luego, aprovechando los enfrentamientos entre españoles, holandeses e ingleses, fueron capaces de desarrollar una actividad comercial intensa, que ampliaron durante el período republicano.

A pesar de la expansión de las dos Repúblicas sobre su territorio, los wayúu mantuvieron una amplia autonomía extralegal que sólo recientemente han reconocido consitucionalmente ambos estados y que se caracteriza por la aplicación del derecho propio[] en todo el territorio propio.



Economía

La Familia wayúu en el desierto de la Guajira, subsisten con la venta de artículos artesanales y el pastoreo de caprinos, pero hoy día  eso ha cambiado un poco, la mayoría se dedica al contrabando, principalmente al de la gasolina.

Pueblo dedicado especialmente al pastoreo la que se hizo muy importante durante los siglos XVI y XVII, motivando a partir de la segunda centuria la expansión y sometimiento de pueblos vecinos que también vivían en la península. Los bovinos se consideran el mayor valor, pero su crianza es limitada por las condiciones ambientales. Cada clan tiene una marca de hierro, ya que el ganado es marcado con el símbolo clanil. Las cabras (kaa'ulaa) o chivos, registran el mayor número de cabezas y son cuidados en rebaños de 100 a 150 animales y a veces de muchos más. Anteriormente se criaban muchos caballos, asnos y mulas, pero en los últimos años las epidemias han diezmado estas especies.



Entre los wayúu el ganado es la principal riqueza y además el principal motivo de prestigio. Aunque se comercia con él, se intercambia de modo no comercial: para sellar una alianza matrimonial, como derecho sobre una descendencia o para compensar daños o delitos, solucionar conflictos y establecer la paz. Además, el pastor asocia su ganado a los rituales que marcan su ciclo vital. Donde es posible, tiene una pequeña huerta llamada apain, donde siembran maíz, fríjol, yuca, pepino, ahuyama, melón y sandía, sin que puedan rotar ni variar de cultivos, debido al clima.



La economía es mixta pues se requiere también de otro tipo de actividades económicas como la pesca, el comercio, la producción textil tradicional, la cerámica y el trabajo asalariado en haciendas, en las minas de carbón de El Cerrejón ( en manos de la Exxon y la Glencor) y El Guasare, en las explotaciones de talco y dividivi y también cuenta con la Cooperativa Ayatawacoop bajo control indígena, la comercialización formal de combustibles y derivados del petróleo, también se sigue dando pero en descenso  . Aproximadamente 1.200  wayúu están asociados a la cooperativa y el 80% son indígenas o están en el sector de servicios.



La explotación de la sal marina en Manaure era realizada desde antes de la llegada de los europeos. Primero la Corona española y luego el estado colombiano explotaron las salinas y varios wayúu se hicieron asalariados, aunque otros mantuvieron explotaciones artesanales. En 2005, después de una larga lucha, transitoriamente la explotación de la sal estuvo de nuevo en manos de los indígenas, pero una sentencia los ha despojado nuevamente. Ha la fecha se han registrados muchos cambios, los 3 principales municipios fronterizos son considerados “chavistas”.

Organización y cultura

Sociedad organizada en clanes eiruku. Entre el pueblo wayúu existe todavía la autoridad tradicional y un sistema autóctono de la administración de la justicia en la cual se destaca el pütchipü o pütche'ejachi, es decir, el portador de la palabra o "palabrero", quien resuelve los conflictos entre los diferentes clanes. En lo que se refiere a la familia extensa matrilineal "según la sangre" o apüshi, el alaula tío materno mayor es quien ejerce la autoridad. Los parientes por línea paterna, "según la sangre", se reconocen como oupayu, aliados con quienes se espera solidaridad yana'ma' o trabajo conjunto.



El hombre puede tener varias mujeres. Antes del matrimonio el novio debe llegar a un acuerdo con los padres de la novia en una reunión denominada ápajá y entregar a ellos la cantidad de ganado y joyas que acuerden. La mujer permanece en el hogar y es símbolo de respeto y unidad. Habitan en rancherías (piichipala o miichipala), pequeñas comunidades distantes unas de otras, conformadas por agrupaciones de parientes cercanas al clan. El pastoreo es la actividad más importante. El número de cabras, reses, caballos y mulas son el símbolo de riqueza y poderío. El tejido es una labor que combinan con las demás actividades cotidianas, en los ratos libres, en las visitas y cuando van de viaje.

Un personaje de gran importancia en cada comunidad es el piachi', quien ha adquirido poder espiritual mediante su experiencia visionaria y las virtudes otorgadas durante sueños o trances que se interpretan como la incorporación de un espíritu protector Seyuu, por lo que es llamado para curar. Los espíritus se comunican con los humanos vivos en los sueños. Maleiea es el creador; Pulowi mujer primigenia; Juyá la lluvia; Shanceta, Acaracuy y Kéerraria espíritus de lugares especiales; Yoruja los espíritus errantes de muertos. El wayúu cree que tras la muerte va a Jepirá, el Cabo de la Vela, lugar de felicidad donde se descansa hasta que tras el segundo velorio, cuando los restos son exhumados para llevarlos un sitio definitivo, el espíritu del muerto toma el camino hacia la eternidad.



Los conocimientos retenidos en la memoria han pasado de una generación a otra para plasmarse con manos wayúu en un sinnúmero de objetos tejidos de singular belleza y funcionalidad, elaborados en diversidad de técnicas, formas y colores. Anteriormente los wayúu se valían de materiales naturales de su medio ambiente para elaborar y tinturar los hilos de sus tejidos; esta antigua transformación ha sido reemplazada por las materias primas procesadas industrialmente, en especial finos hilos de algodón mercerizado, hilazas y fibras acrílicas en vistosos colores.



Las diferentes actividades cotidianas, las festividades y los rituales implican ampliamente el uso de la música tradicional. Las labores de pastoreo se acompañan con música producida por flautas o canutillas, los pitos hechos de elementos del medio como el limón seco se usan en actividades de ganadería. La música autóctona Chichamaya o yocna,se usa en las celebraciones relacionadas con el desarrollo de la mujer e implica danzas en donde esta desafía al hombre. Los instrumentos principales que se usan son flautas, pitos y tambores.



Lengua

Idioma Wayúu.

La lengua hablada por el pueblo wayúu se denomina wayuunaiki. Pertenece a la familia lingüística arawak. Es una lengua aglutinante. Registra seis vocales y 16 consonantes.



Designación

La palabra wayúu es la autodesignación usada por los indígenas, y significa persona en general, indígena de la propia etnia, aliado y también la pareja (mi esposo o mi esposa). Se opone al término "arijuna", persona extraña, posible enemigo, conquistador, que no respeta las normas wayúu. Kusina es la denominación para otros indígenas, excepto los Añú, a quienes llaman paraujano.

La designación de los Wayúu como "guajiros" es usada por los no indígenas. La palabra "guajiro" se presta a confusión porque normalmente es usada por los Wayúu para designar a los no indígenas habitantes de la Guajira y en ese caso significa "colono". También se llama "guajiro" en Cuba y las Antillas, a los campesinos, a la población que vive en las zonas rurales y en general a aquel que cultiva la tierra o cuida de las plantaciones agrícolas.

 






--------------TODAS LAS FOTOS SON DE MI AUTORÍA --------

sábado, 22 de mayo de 2021

El Faro del Catatumbo

Donde nace el Relámpago del Catatumbo…

 

Mi Primera Experiencia.

Interesado en hacer registro fotográfico del Relámpago del Catatumbo, además de establecer una ruta y programación para llevar, en principio, a especialistas  del Movimiento Fotográfico Venezolano y Ciudad Compartida, comienzo en hacer algunas investigaciones... Hasta entonces,  era pura literatura, sin saber la sorpresa que me deparaba el destino y ese mágico, pero misterioso territorio…


A pesar de que soy maracucho, estos sitios me sonaban más bien a exóticos y extraños, por lo que me interesó saber sobre su historia, antes de tomar mi moto y mi cámara fotográfica al estilo mochilero, con la intención de observar  al máximo los detalles para montar próximamente una visita grupal.

Finalmente llegó el día; metí todo lo que pensába necesario; sleeping, chinchorro, botas, una muda de ropa ligera, protector solar, lentes, toalla, jabón,  equipo fotográfico, un solo frasco de repelente y cargadores, para arrancar la travesía desde Palo Negro , Autopista Regional Del Centro con sentido a Occidente, Barquisimeto y de ahí viaje directo hasta el Vigía. Al llegar al primer punto de la agenda, me sentí confundido por el calor, siendo el Vigía una ciudad comercial del estado Mérida, pero muy caliente; sofocante quizás, por su cercanía al Lago de Maracaibo. De ahí tomé  camino nuevamente hacia el norte rumbo a Santa Bárbara del Zulia, donde me vería con una vieja amiga y colega que me ayudaría, pero que nunca llegó.

Santa Bárbara, era el segundo poblado con movimiento comercial que veía desde mi bajada al sur de Zulia y el primero donde veía indígenas. Del Vigía a Santa Bárbara son unas 2 horas, sin apuro, viendo sabanas y grandes hatos; propios de una zona de ganadería por excelencia y del cultivo del plátano. Aproveché algunos servicios; fuí al cajero por efectivo, comí algo, me lavé la cara en el Hotel Santa Bárbara Suite y regresé al kilómetro cuarenta y algo de la carretera. -- En la vía hay un letrero que advierte que estas en zona supervisada por INPARQUES, pero no ves a la guardia costera ni a ningún funcionario que represente a dicho Instituto, al menos por esta ruta--.

Es una hora y cuarto de Santa Bárbara  al parador turístico de Puerto Concha, último sitio de abastecimiento. Estaba algo contrariado por lo que había leído, lo que veía y la hora de mi arribo a la zona. Total,  era mucho más tarde de lo calculado. Entre el dilema si me iba de una vez al Lago o lo dejaba para el otro día, me topé ¨causalmente con Alan Highton¨, un fotógrafo y eco-guía con muchos años de investigación en la zona (Fotógrafo de National Geographic). Había escuchado de Alan; es una referencia obligatoria cuando del Relámpago del Catatumbo se trata, tenía para entonces más de 15 años registrando fotográficamente el fenómeno y recibiendo gente, sobre todo del extranjero, pero sentirlo receptivo fue genial, sólo al acercarme y contarle en que andaba inmediatamente me hizo el enlace con algunos lugareños con quien se apoya para trasladar ¨a sus clientes¨ , me advirtió que no hacer , me dio pistas muy valiosas que no se leen en ninguna enciclopedia y me dio las llaves de su palafito donde hace su trabajo; desde entonces fui entendiendo como un extranjero había logrado asentarse ahí,  hacer una ruta desde Mérida hasta Ologá, promocionando en dólares sus paquetes turísticos, por todo el Mundo. Fue desde entonces cuando me sentí  seguro de partir, desde ese mismo momento, a visitar por pocos días los pueblos del agua y presenciar en persona el fenómeno del relámpago, lo más cerquita posible, además de adentrarme en la cultura que lo rodea…


Después de un viaje en moto de unas 12 horas y una travesía de 2 horas hasta Santa Bárbara del Zulia y hora y cuarto hasta Puerto Concha, finalmente estaba ahí,  a mi parecer, en el punto de embarque más conveniente de esta ruta, ya que en ese trayecto se puede apreciar un ecosistema con características muy particulares. -- En las Ciénagas de Juan Manuel se pueden hallar toninas, cangrejos azules, tortugas cabezonas, manatíes, dantas, tigres, pámpano, bagre paletudos, entre otras variedades de pescados y animales silvestres como el pato real, el chiguire y el  puma. Al paso de las lagunas La Estrella, Zulia, Manatíes, María Antonia, La Paloma, así como en las ensenadas Los Palitos, Agua Muerta y El Muerto, se puede observar la diversidad de la flora y la fauna, típicas de la zona. En las riberas se ve a simple vista el garzón cenizo y el chicuaco cuello rojo, sin dejar a un lado los monos y araguatos, trepando en los inalcanzables arbustos centenarios. También puede apreciarse el jaguar, el cunaguaro y el venado caramerudo --.

El viaje lacustre es más costoso de lo estimado. Las medidas de seguridad que deben tomar los lancheros, quienes se apoyan en la vigilancia y datos de los pescadores para ir avanzando, encarece un poco el servicio. Se puede decir, que estas pagando por un trabajo colectivo, aunque vayas en una sola lancha. Según las recomendaciones del equipo de Alan,  de mi  traslado solo se podía encargar un sobrino, del cual no recuerdo su nombre; era un chico muy joven y de poco hablar, pero más adelante entendería el por qué…

Son unas dos horas y media hasta el Congo Mirador, dejando atrás un parador turístico sobre el agua y bordeando el delta del  Catatumbo hasta adentrarse propiamente donde desemboca este rio de mayor afluente de la zona, el cual se impone por su color y  advierte que vas llegando al poblado. Tras varios intentos de comunicación con mi lanchero, logré conectar una conversación, pero al ver que no podía entenderle por sus limitaciones lingüísticas, decidí ser más expresivo que conversador con ese amable anfitrión, quien me estaba sirviendo  aquel banquete para el cual no se necesitaba muchas palabras, sino de la vista para disfrutarlo. Fascinado disfrutaba el paisaje y nos hacíamos señas y señas lengua mocha y yo, como si fuéramos dos pescadores más,  que se estaban cruzando en la vía…

Las selvas del Catatumbo son las más vírgenes del Occidente de Venezuela. Uno de los momentos más esperado, luego de atravesar los canales de las aguas amarillas de los ríos Escalante y Catatumbo, es observar las azules aguas del Coquivacoa.  Había visto  el colorido del pueblo por fotos, pero estar ahí era otra energía. Impregnado de más preguntas que respuestas, cada minuto me entusiasmaba más en la investigación.

El resplandor del sol me recordó aquel que me había cautivado hace algunos años en la península Guajira. Me asombró mucho  la sencillez y la hospitalidad de algunos pobladores, sobre todo de aquellos que guardan más generaciones, en la historia del Congo y Ologá; ¨el gocho¨, nerio, alexis Vega, entre otros. Los más pequeños merecen una mención aparte, son increíbles con su sonrisa y travesuras en el agua  con los desconocidos, las fotos más bellas y llenas de espontaneidad son las de ellos. Todos hacen parte de las labores diarias de los padres, los hombres viven en sus mayorías casi exclusivamente de la pesca del manamana, bocachico, cangrejas, pavón y babos y las mujeres en las crías de los niños y en las preparaciones de las carnadas que los hombres usaran para la pesca (cabezas de pollo) o en la preparación del pescado para la venta.

El pueblo de Ologá es de una sencillez extrema en cuanto a sus servicios y las mayorías de ellos son muy frugales. Aunque casi todos los hogares tienen Directv  y cuentan con el tendido  eléctrico, el servicio es pésimo e irregular; deben apoyarse en algunos aldeanos que tienen planta  eléctrica y de la señal de telefonía celular que llega solo en dos palafitos, donde han establecido una especie de centro de comunicación para la comunidad. El combustible también es caro y escaso en la zona, por ende hay que planificar muy bien los trayectos. Fue desde entonces que entendí cuales iban a ser mis deficiencias, había llegado al palafito  adonde me hospedará sin percatarme que no sólo carecía de agua potable, sino que no contaba  con suficiente repelente de mosquitos para la plaga incesante que nos recibía.


Esperaba ver muchos indígenas, pero con asombro noté en los pobladores muchas personas de pelo claro,  ojos azules y verde olivo, miradas profundas e inolvidables, muchachas hermosas, llenas de alegría y coquetería. Conocimos grupos muy grandes de 12 o más hijos en una mismo hogar, la misma sangre cruzada en la mayoría de casos de una misma familia.
Aunque cuentan con una pequeña porción de tierra, que, a su vez, sirve de muro de contención para las lagunetas, realizan la mayoría de actividades en los palafitos, puentes y balsas, excepto la escuela la cual está anclada ruralmente en lo que muchos aldeanos llaman ¨la playa¨.

Es difícil de entender como estos pueblos del agua con una data de más de 200 años de fundados, aún carecen de un sistema de electrificación dentro de sus hogares, sin embargo con plantas portátiles aplacan la desavenencia, de manera racionada. El calor y la plaga se ahuyentan en las horas de la madrugada cuando hay mayor brisa, así que es mejor dormir en hamacas o en chinchorros, con sus respectivos mosquiteros. Iba entendiendo que todo lo que a simple vista calificaba  como carencia, se iba transformando en una necesidad para que se diera aquel fenómeno. Ciertamente, en un pueblo muy alumbrado no se pudiera ver los destellos del relámpago con el mismo resplandor que se aprecia, desde sus reposadas aguas.


Pasé la noche entre ver las descargas eléctricas y luchar con la plaga. Desde el muelle que tiene Alan Highton, puedes  sentir como si estuvieras levitando en el agua, mientras observas la majestuosidad del Faro y las contundentes detonaciones que éste genera. Realmente, escuché más el Relámpago, que verlo y fotografiarlo, según lengua mocha esos días se mantuvieron muy nublados y con menos intensidad. Para entonces, desconocía que los meses  de mayor manifestación eran de Abril a Mayo y en Noviembre.

Según el testimonio de varios lugareños Ologá  significa olor a gas en inglés y según ellos, es de ahí donde nace el nombre de este minúsculo pueblo, siempre de palafitos, pero no menos pintoresco y exótico que el mismo Congo Mirador, el próximo pueblo que nos tocaría visitar, ya a nuestro retorno a Puerto Concha...

 Congo Mirador, es un balcón enclavado en el agua con vista a la luz perpetua del imponente relámpago del Catatumbo. Un pueblo de pescadores, mezcla de indígenas y españoles asentados en el sur de nuestro Lago. Es un destino con un ecosistema imponente, lleno de atractivos naturales, donde convergen importantes ríos como el Zulia, El Escalante, el rio Bravo y  el caudaloso Catatumbo. Está rodeado de una vegetación exuberante, con colores en todo su verdor que van desde manglares hasta palmeras. Congo Mirador es rico en su fauna, pero en estos momentos está en peligro de extinción algunas especies como el Caimán de la costa y el Manatí.

Visitar el Congo es desconectarse de lo cotidiano y entrar a un mundo que guarda secretos escondidos, es vivir la grandeza de Dios reflejada en cada uno de sus parajes. Es sentir a plenitud la paz que a menudo tanto necesitamos. Es contagiarse de la humildad y sencillez de la gente que con la mayor hospitalidad te reciben. Estar allí es simplemente una lección de valores. Estar allí es sentir en todo su esplendor el poder de Dios reflejado en el Relámpago del Catatumbo.

 

El Congo, es un sitio más movido que Ologá y su ubicación al umbral del rio Catatumbo le ofrece varias ventajas  por el transporte lacustre que viene desde las zonas ganaderas, pero esto también le genera al caserío, una serie de problemas que no se han podido resolver; como el vertedero de animales y de basura, en su propio cauce. Hoy día este  pueblo sobre el agua  está amenazado en desaparecer, porque la altura del sedimento, cada vez hace más difícil su navegación.


Visité también parte del rio Catatumbo; grande y poderoso, sobre todo lleno de vida silvestre pese a la contaminación, este, junto a la Laguna de Juan Manuel, merece una sesión a parte de fotografías.
Nunca en mi vida había comido el pescado de rio con topocho y plátano verde de la zona. Hay que preparar el estómago para probar las famosas cangrejas al coco, el bocachico, el pámpano, el bagre paletudo, armadillo, entre otros pescados y animales silvestres como el pato real y el chiguire.
En un rincón de esta caudal de agua  también hay  un cementerio, pero no tanto a la vista de todos, como si dijera: no molestar difuntos al descanso…Ahí muchos  están durmiendo eternamente bajo ese  intenso verde y en gran parte, cubiertos por el Lago; entre aguas más dulces que saladas.

Había llegado la hora de despedirme de ese mágico lugar del que se habla en todo el mundo, al cual llegamos motivados por lo que se ve a más de 450 kilómetros de distancia y que una oportunidad pude apreciar desde el faro de la Isla de Aruba.  Me despedí con algo de nostalgia, pero me iba  con lo más preciado; su cultura y bondades naturales, del cual guardo muy bonitos retratos.

Llegué y me regresé lleno de tantos misterios por las causas que generan el relámpago del Catatumbo, pero me iba con la realidad de una cultura que se ha tejido durante milenarios años, en torno a este fenómeno; su gente, sus miradas, su sencillez, hospitalidad y sabiduría aprendida por la madre naturaleza. No sé con exactitud  si es el gas metano que emerge de estas aguas o los vientos fríos que vienen de la cordillera andina y que chocan con los cálidos vientos del Caribe en la Serranía de Perijá, son los que realmente generan estas descargas eléctricas, únicas en nuestro planeta. De lo que si estoy seguro, que ahí todo ha de ser tan especial como lo ves en cada porción de sus riberas y por esta razón hay que preservarlo; porque si un solo elemento llegara a fallar comenzaría a fallar la luz natural que mantiene con energía el espíritu de estos pueblos  y que los mantiene alumbrados de noche,  con la esperanza de que nada debe estar por encima de su propia  permanencia…
 

Gastronomía autóctona 

Estar en Santa Bárbara implica deleitarse de su gastronomía típica, con su famoso Armadillo asado, los mejores cortes de carne a la brasa, desayunos típicos a base de plátano maduro, dulces exquisitos como el famoso limonsón con leche cortada, tequeyoyos, entre muchos más. La zona sur del lago es rica en exportación de plátanos, carnes, pescados y la famosa Palma Aceitera

El pernoctar en los palafitos, significa compartir con los propietarios de las instalaciones sostenidas por pilotes que separan el piso de madera, del majestuoso estuario. A la hora de la alimentación, ténganlo por seguro que los platos son a base de pescado de río. Especies como la manamana, bocachico, el armadillo, el cangrejo azul, la doncella, el pámpano, entre otros, serán la delicia bien sea asado, horneado, frito o en un buen hervido. Por lo general, la cabeza de familia se encarga de su preparación, su acompañante a toda hora es el inigualable plátano y el queso blanco de la zona. Después del seco, las conservas   de maduro, el calabazate y el chocho e´ vaca, son los postres servidos en la mesa.

 

El Faro

En la madrugada, se puede observar la tormenta desde hasta 450km de distancia, lo constaté en mi visita a Aruba.  Es el episodio más fiel e impresionante de la secuencia de actividad eléctrica de este mágico lugar.  Ologá está, prácticamente, dentro de ella, pero desde el Congo también se observan muy bien.

En un 40% de noches, al año. La tormenta en si aparece en un 95%, entre Abril y Diciembre. Se trata de la tormenta eléctrica más activa del mundo con más de 200 descargas por km cuadrado, por año. Hay noches más intensas que otras y unas pocas que fallan.  Así es la naturaleza.

Este viaje no es fácil   El clima es intenso y con fuerte humedad, los días largos y se duerme  pocas horas si se quiere apreciar la mejor descarga.  Se Recomienda un viaje de 3 días y 2 noches.  Eso da 2 noches para disfrutar de los relámpagos y un día completo para recorrer la selva y los pueblos con más calma.

El Relámpago del Catatumbo es fenómeno electro-atmosférico único en el planeta, se observa en más de 260 noches del año en el parque. Es el primer generador de electricidad de origen tormentoso del planeta, con tan solo diez minutos de recurrencia genera la energía necesaria para encender las bombillas eléctricas existentes en Suramérica. Tiene fama más allá de las fronteras venezolanas, calificándolo como el “Primer Faro Natural del Planeta”, ya que su permanencia en la zona ha servido de guía a navegantes, pescadores y viajeros desde tiempos remotos.

 

Porque nace Puerto Concha





























El Municipio Colón nace por la necesidad de comercialización entre el estado Mérida y Maracaibo. Los productos de la Facienda Coimbra (Hacienda Coimbra), Café, Cacao y otros; ubicada en Santa Cruz de Mora tenían que ser transportados hacia el exterior y la única vía de acceso era a través de los Ríos hacia el Lago de Maracaibo, siendo lo más cercano Puerto Concha. Esa necesidad e intercambio comercial también permitió la creación de una línea de Ferrocarril que interconectaba varias zonas de interés. La población del municipio es de 230.821 habitantes 32,0 habitantes por km² según el censo de 2009, la población se centra más que todo en San Carlos del Zulia y Santa Bárbara por ser las poblaciones con mejor estructura urbana, la demás poblaciones son técnicamente rurales, y la población es regular, un 50 a 60% de la población está al norte del municipio y al sur está el restante 40%; aquí, la mayoría de la población es rural.

 

Decretos y Categoría

Al suroeste del Lago de Maracaibo, en el Estado Zulia, se encuentra el Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel, el segundo espacio natural de importancia en esta región occidental. Fue creado en el año 1991, bajo el Decreto Nº 1.631, por el entonces Presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez.

La importancia natural y ecológica de este espacio es innegable. Es el depositario de las aguas que trae los ríos Catatumbo y Santa Ana, que vienen de Colombia, convirtiéndolo en un sistema cenagoso, deltano, lacustrino y estuarino único en el mundo. Gracias a esta cualidad podemos encontrar un sin fin de especies endémicas y migratorias, que la hacen destinatarias de muchos turistas e investigadores.

Es además el epicentro del fenómeno electro atmosférico más importante del mundo, como lo es el Relámpago del Catatumbo. Por si solo es el mayor productor de ozono y electricidad de manera natural en la tierra y es el sitio con mayor actividad de descargas eléctricas en el planeta.

El Relámpago del Catatumbo forma parte del Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel. Fue declarado Patrimonio Natural del Zulia el 27 de septiembre de 2005; y desde entonces la Asamblea Nacional ha hecho una petición ante la Unesco para que lo declare como el Primer Fenómeno Meteorológico, Patrimonio Natural de la Humanidad. 

La organización  Record Guiness entregó el año pasado una certificación  como reconocimiento del Relámpago del Catatumbo, fenómeno natural que genera numerosas tormentas eléctricas en el estado Zulia, por registrar la "mayor concentración de relámpagos" del mundo.

El fenómeno natural fue presentado a la organización Guiness World Record en agosto de 2013 por el ambientalista venezolano Erick Quiroga, tras 17 años de monitorear al Relámpago del Catatumbo y evaluar sus potencialidades únicas.

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